King Vidor "El Manantial"

Both directors and architects tend to respond to an egocentric profile: no one can question the decisions of directors or architects, they are the ones who rule in their respective fields. His eccentricities can be compared to those of any rock star.

In this regard, there is a film that perfectly reflects that profile of an architect, seen through, precisely, a film director:

“The Fountainhead” (1949), by King Vidor, shows Howard Roark (GaryCooper), a New York architect convinced of the excellent quality of his work despite clearly going against the current of the exhausted and empty architectural tradition, and that he does not is influenced by anyone; stubborn, individualistic, self-sufficient. He lives completely oblivious to the intrigues, pettiness and greed of others, and his only interest in the world is to build, to create. He is such an extreme character, that even when he designs a building that is later modified into his original design, he is able to blow it up (literally).

The film is based on the novel of the same name by Ayn Rand, who also wrote the script, although she was unable to get the architectural sets to be done by Frank Lloyd Wright, the royal architect who partially inspired Roark’s character. Wright’s high fees caused studios to veto that possibility. Although in the film it is clearly seen how some of the designs that appear are inspired by those of the American Architect.

Another vision of the profession of Architect is offered in “The belly of an architect” (1987), by Peter Greenaway (director who compared both professions: “It is a common place of this century, that it is easily possible to avoid looking at a painting or even reading literature, but it is very difficult to avoid somehow being confronted with architecture, I like to think that, if I am allowed to be so arrogant, it is possible to compare the work of a film director with that of an architect.

We both have to be accountable to our sponsors and to the man on the street, but we also have to be accountable to ourselves and our concept of culture. I would be too close to home, obviously, if I made a film about a film director, so in the back of my mind I have been searching for some time to find an appropriate parallel. ‘)

The film is about an American architect who arrives in Rome, accompanied by his wife, for an exhibition dedicated to the 18th century French artist Étienne – LouiseBoullée. The Architect, over time, becomes obsessed with tremendous stomach pains, convinced that it is related to the fact that his wife is having an affair with another Italian colleague. Another egocentric and eccentric look from an architect.

Unfortunately today we still see similar behaviors in some colleagues, who are also not as good professionals as they think.

In our office we believe in professional humility and continuous reinvention, for which we try to take into account the opinion of our clients, who we consider the center of each project.

King Vidor "El Manantial"

Los oficios del ego

Tanto directores como arquitectos suelen responder a un perfil egocéntrico: nadie puede poner en cuestión las decisiones de los directores o los arquitectos, ellos son los que mandan en sus respectivos campos. Sus excentricidades pueden llegar a compararse a las de cualquier estrella del rock.

En este aspecto, hay una película que refleja a la perfección ese perfil de arquitecto,visto a través, precisamente, de un director de cine:

“El Manantial”(1949), de King Vidor, nos muestra a Howard Roark (GaryCooper),un arquitecto neoyorkino convencido de la excelente calidad de su trabajo a pesar de ir claramente a contracorriente de la agotada y vacía tradición arquitectónica, y que no se deja influenciar por nadie; testarudo, individualista, auto suficiente. Vive completamente ajeno a las intrigas, a las mezquindades y a la codicia de los demás, y su único interés en el mundo es construir , crear. Es un personaje tan extremo, que incluso cuando diseña un edificio que luego se modifica en su diseño original, es capaz de dinamitarlo (literalmente).

La película está basada en la novela homónima de Ayn Rand, quien escribió también el guión, aunque no pudo conseguir que los decorados arquitectónicos fuesen hechos por Frank Lloyd Wright, el arquitecto real que inspiró parcialmente al personaje de Roark. Los elevados honorarios de Wright hicieron que los estudios vetaran esa posibilidad. Aunque en la película se ve claramente cómo algunos de los diseños que aparecen están inspirados en los del Arquitecto Americano.

Otra visión de la profesión de Arquitecto la ofrece en “El vientre del arquitecto” (1987),de Peter Greenaway (director que comparado ambas profesiones :«Es un lugar común de este siglo,que fácilmente es posible evitar mirar una pintura o incluso leer literatura, pero es muy difícil evitar enfrentarse de alguna manera con la arquitectura. Me gusta pensar que, si se me permite ser tan arrogante, es posible comparar el trabajo de un director de cine con el de un arquitecto.

Ambos tenemos que rendir cuentas a nuestros patrocinadores y al hombre de la calle, pero también tenemos que cumplir con nosotros mismos y nuestro concepto de la cultura. Estaría demasiado cerca de casa, obviamente, si hiciera una película sobre un director de cine, por lo que en el fondo de mi mente he estado buscando desde hace algún tiempo encontrar un paralelismo apropiado».).

La película trata de un arquitecto norteamericano que llega a Roma, acompañado de su esposa,con motivo de una exposición dedicada al artista francés del siglo XVIII ÉtienneLouiseBoullée. El Arquitecto, a lo largo del tiempo, se obsesiona con unos tremendos dolores de estómago, convencido de que está relacionado con que su mujer está teniendo una aventura con otro colega italiano. Otra mirada egocentrista y excéntrica de un arquitecto.

Desgraciadamente hoy en día todavía vemos comportamientos similares en algunos compañeros de oficio, que además no son tan buenos profesionales como ellos creen. 

En nuestro despacho creemos en la humildad profesional y la reinvención continua, para lo que intentamos tener en cuenta al máximo la opinión de nuestros clientes, a quienes consideramos el centro de cada proyecto.