casa del mar
Una vivienda en primera línea de mares un regalo, pero también supone un desafío. Cabe tomar conciencia de que lo que se va a hacer pasará a formar parte del denostado (y con razón), frente marítimo mediterráneo. A esta responsabilidad hay que sumar la dificultad añadida de la ley de costas y un cambio en la normativa local que nos obligó a replantear el proyecto.
La idea inicial surge de la idiosincrasia del propio mar: siempre es lo mismo, pero nunca se presenta igual. En ese aspecto se optó por que la vivienda apareciera ligera, únicamente marcada por sus forjados, dejando el resto de estancias que se asoman hacia el puerto deportivo y hacia el mar completamente vestidas de vidrio, de forma que así reflejas en esa característica. Esos forjados pueden llegar a leerse cómo una única línea, pues mantienen una continuidad que dota al conjunto de un gran dinamismo, que se acentúa con el escalonamiento de la vivienda, tanto en sección (para adaptarse a la montaña), como en planta, (para ganar vistas).
El programa funcional, muy neutro al tratarse de una vivienda para la venta, se compone de 5 habitaciones, salón comedor y cocina, acompañando todas las estancias con espacios exteriores vinculados a ellas, para lo que se utiliza el mismo pavimento tanto al interior como al exterior, lo que permite acentuar la transparencia y la continuidad.