casa gardoqui
Cuando afrontamos este proyecto, lo hicimos tratando de optimizar lo que consideramos que sería prioritario: las vistas. En ese aspecto, debíamos considerar varios condicionantes: la pendiente de la parcela no coincidía con la dirección de las mejores vistas, la existencia de una casa con una gran cúpula en la parcela de delante entorpecería parte de la visión, y la futura existencia de otra vivienda en la parcela vecina no permitiría tener un juego tan amplio de vistas, principalmente hacia el mar. Se decidió entonces estudiar qué vistas dejaría libre la vivienda vecina y orientar nuestra casa hacia el Sur, mirando directamente hacia la punta del Albir, montaña de referencia en la zona, tratando de superar la visión sobre la mencionada cúpula. (Con esto se lograría tener vistas tanto al mar, como hacia el casco histórico de Altea y al “skyline” de Benidorm). Para poder tenerla mejor panorámica posible desde la zona de día, la estrategia consistió en invertir la disposición normal de las piezas: el salón-comedor-cocina y la habitación principal, se disponen en primera altura, junto con la terraza y la piscina, que vuela sobre las habitaciones, ubicándose éstas en planta baja, además de un pequeño salón y otras dependencias secundarias. De esta forma también se conseguía que la edificación se adaptase a la pendiente de la montaña, no tan pronunciada como en las parcelas colindantes.
El resultado es una vivienda con dos caras bien diferenciadas: una más cerrada, con orientación Norte, que juega a enseñar la diferenciación de volúmenes macizos, y una que se abre completamente a las vistas y a la orientación Sur, lo que obligó a realizar unos voladizos que permiten proteger la vivienda del sol, a la vez que le confieren el resultado estético buscado, puesto que le aportan ligereza y dinamismo al conjunto, ya que esa protección en forma de voladizo no es continua, sino que se fragmenta al diferenciar y dividir la zona de salón-comedor-cocina respecto de la habitación principal, quedando separados estos espacios por la escalera.
En cuanto a materialidad, la vivienda se presenta como una pieza rotunda blanca, color característico de esta zona del mediterráneo, que contrasta con el gris antracita de la carpintería metálica y de otros elementos complementarios. Entre estos dos colores (que constituirán la base cromática de la vivienda), se sitúa el del suelo, ofreciendo un tono gris oscuro que debido a la presencia del sol durante prácticamente todo el día se percibe como más claro. Este pavimento se materializa tanto en el interior como el exterior, incluso en la piscina, de forma que se obtiene la continuidad que se busca al querer relacionar estos dos ámbitos de la casa. En el interior destaca el espacio que enlaza el acceso con la comunicación vertical, puesto que la escalera se desarrolla en piezas metálicas voladas muy ligeras, que además comparten ámbito con un espacio a doble altura, lo que consigue relacionar visualmente la entrada de la casa tanto con las vistas al paisaje en recto, como con el pequeño salón de la planta baja en diagonal.
La utilización de la luz artificial nos sirve para resaltar los volúmenes en la cara norte y por el contrario enmarcar los planos de voladizo en la cara sur, además de conseguir un gran dinamismo y continuidad dada la utilización principalmente de luminarias lineales.