casa GSOL
Un desafío a la adversidad.
Una parcela que es un auténtico regalo, de vistas impresionantes. Con una salvedad: una de sus calles, prácticamente una carretera, es de las más transitadas de la zona, posiblemente la que más.
Esa adversidad se decide afrontarla desde el desafío: la casa se dispone en forma de “L”, de tal manera que la parte más corta se encarga de cerrar el resto de la casa a la carretera, al mismo tiempo que se presenta ante esta vía como un cuerpo volado de forma y formas agresivas: una geometría que descompone el voladizo hasta el límite de 5 centímetros de forjado.
Esas líneas acompañarán la estética general de la casa, siendo algo más controladas en la parte larga de la forma en “L”, que alberga en su planta baja toda la zona de día, abriéndose ésta hacia la piscina, elemento que supone una verdadera fusión con el paisaje, principalmente con el mar, que puede disfrutarse en una amplitud de 180 grados.