casa katya
Acoger al viento.
La primera sensación que se tiene al visitar por primera vez una parcela suele marcar el devenir del proyecto. En este caso fue así, y el elemento que hizo fundamental el desarrollo de esta vivienda fue el viento.
A veces conviene hacer caso a lo que alguien llamó “las alegrías esenciales” e intentar atraparlas, acogerlas. Las formas sinuosas de la casa buscan eso, acoger el viento, en función y forma, además de ayudar a dividir las vistas en dos secuencias, compartimentando y marcando a su vez el núcleo de comunicación.
El proceso de entrada a esta casa es un fiel reflejo del intento por atrapar todo lo esencial, desde el exterior abierto guiado por la piedra natural del terreno, pasando por un semi-cubierto a doble altura que filtra el sol hasta llegar al interior, desde donde gracias a los paños de vidrio podemos apreciar las bondades del paisaje, con la predominancia del mar infinito.